Descubre cómo pintar los ladrillos interiores en cinco sencillos pasos

Darle una capa de pintura a una pared de ladrillo es una forma sencilla de cambiar el look de una habitación.

Si te atrae la calidad de textura que aporta el ladrillo a una habitación, pero crees que el color no es del todo adecuado, prueba a darle un aire nuevo a tu pared con un toque de color. Descubre cómo conseguir un acabado perfecto:

Es importante comenzar con un lienzo impoluto. Limpia bien la pared de ladrillo con un estropajo o un cepillo de cerdas duras y utiliza una aspiradora para eliminar cualquier resto de argamasa o polvo. Limpia la superficie con un paño húmedo enjabonado y deja que seque durante 12 horas.
¿Ves alguna grieta en los ladrillos o en las juntas de cemento? Si es así, utiliza una masilla [Preparación Multiuso + • Esmalte Acrylic Satinado] y sigue las instrucciones de secado que figuran en el envase.
A continuación, aplica una capa de imprimación y una primera capa que sea adecuada para ladrillos con un rodillo de pelo medio o largo (cuanto más áspera sea la superficie del ladrillo, más largo deberá ser el pelo). Aplica la capa de imprimación con una brocha en todas las juntas donde no pueda llegar el rodillo. Deja que seque el tiempo necesario antes de empezar a pintar; en caso de duda, consulta las instrucciones de secado.
Usa una pintura acrílica al agua especial para interiores y pinta la pared de ladrillo, tal y como pintarías cualquier pared interior, con el mismo rodillo que empleaste para la capa de imprimación. Si el espacio que estás pintando está conectado con una pared de color diferente o con el techo, deberás recortar los bordes y las esquinas con una brocha para conseguir un look profesional.
El ladrillo al descubierto es más poroso que una pared de yeso normal, por lo que necesitarás al menos dos capas para conseguir un acabado uniforme. Deja que cada capa seque totalmente antes de aplicar las posteriores. Recomendamos no aplicar más de cuatro capas.