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Para empezar, quita todos los clavos para que la pared quede totalmente libre.
Tapa los agujeros o las pequeñas grietas con una masilla de secado rápido.
Tener las paredes limpias es muy importante. Lávalas con jabón sódico (o con una solución detergente) y elimina cualquier residuo con agua limpia.
Para que la superficie quede lisa, lija las paredes con un papel de lija de grano fino o medio.
¿Acabas de enyesar la pared o está sin pintar? Será mejor que primero apliques una capa base atomizada. Solo tienes que diluir un poco de pintura con agua a partes iguales, ¡y ya puedes empezar a pintar!